De acuerdo con la Wikipedia, outsourcing es “el proceso económico por el cual una empresa determinada mueve la dirección y/o la ejecución día a día, de ciertas tareas en una empresa externa, mediante un contrato”. Obviamente esta definición cubre un amplísimo rango de productos y servicios. En un extremo estaría la filosofía del software como un servicio (SaaS), en el que una empresa contrata la ejecución de una solución tipo ERP o CRM, en el otro lado estaría la subcontratación del departamento de informática (IT) completo.

Esta claro que en nuestro País, y en general de toda Europa, en la pequeña y mediana empresa, prima la subcontratación del departamento de informática completo, lo que incluye no sólo las aplicaciones, su mantenimiento, soporte técnico y el hot-line, sino también todos los servicios de sistemas, como son la actualización y soporte de sistemas operativos, bases de datos, copias de seguridad, etc. etc. Y también, pero no menos importante, el desarrollo y adaptación de los programas subcontratados.

El outsourcing es uno de los términos inherentes a la globalización. Esencialmente las empresas subcontratan como una manera de reducir costos, pero no están perdiendo el tiempo en considerar su valor estratégico. Vital Roy y Benoit Aubert, en su excelente análisis sobre el outsourcing, “A resource-based analisys of IT outsourcing”, citaron algunos de los elementos menos tangibles del costo del outsourcing pero cuyo impacto es tremendo en los beneficios empresariales a corto y largo plazo.

El más interesante, desde mi punto de vista, es la pérdida de competitividad. Esencialmente en el mundo de hoy, extremadamente competitivo, las tecnologías informáticas son un elemento diferenciador y por tanto generador de valor.

Es curioso ver cómo en la pequeña y mediana empresa se está confundiendo compra de software, con outsourcing. Los directivos compran software en función de ese elemento diferenciador del que hablan Roy y Aubert, pero no utilizan los mismos conceptos a la hora de subcontratar sus departamentos de informática empresarial, que es lo que en la práctica está ocurriendo cada vez que se compra un programa en una pequeña o mediana empresa.

Las empresas españolas cambian de proveedor informático, de media, cada 3 años. Creo que este período tan corto de permanencia es debido a que, en el criterio de compra, no se está teniendo en cuenta que, cuando se compra software, en realidad se está subcontratando todo un departamento de una empresa. Y es fundamental contar en cada departamento de cada empresa con personas en las que se pueda confiar, profesionales, conocedoras del sector en el que se desenvuelve la empresa, y del sector concreto que se está dirigiendo. Y esto no se consigue a través de una relación puramente comercial.

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