Si Usted tiene edad suficiente recordará los primeros contestadores automáticos. Se usaban dos cintas de cassette (¿qué es eso?), en una se grababa nuestra voz y en la otra se grababan los mensajes entrantes. Se rebobinaba la cinta de mensajes entrantes y se sobreescribía con los nuevos. Mas tarde aparecieron los sistemas electrónicos, eran básicamente la misma cosa, salvo que no se usaban cintas, todo quedaba grabado en memoria (¡que maravilla, ya no se mezclan los últimos mensajes!) y usábamos botoncitos más pequeños. Hoy su contestador forma parte de la red telefónica, es un contestador virtual. Nada más natural ¿Verdad?
La virtualización es el futuro inmediato de los sistemas informáticos, de esto ya no cabe duda. La pregunta es: ¿podrá ser usada en sistemas ERP o CRM de manera general?, y más específicamente: ¿será una solución viable para la PYME? A mi modo de ver la respuesta no es sólo un rotundo ¡ SI !, sino que además es inevitable.
De la misma forma que su actual contestador no tiene límite de mensajes (al menos en teoría) los sistemas virtualizados pueden crecer en prestaciones de forma dinámica, de ahí lo de ‘elástico’, adaptándose a las necesidades de cómputo del momento. Además como no están funcionando en ningún ordenador concreto, éste no puede estropearse, y por tanto el servicio se convertirá en una figura universal, siempre disponible para el usuario de una forma completamente ubicua. Sus programas le seguirán allí donde Usted quiera ir.
Las ventajas son muchas, demasiadas para no verlas. Las máquinas necesarias ya no son problema suyo, y por tanto no tendrá que amortizarlas…, no tendrá que actualizar el Windows cada vez que a Microsoft se le ocurra que sus ordenadores están anticuados. Ni siquiera sus programas de gestión serán suyos. Usted usará los sistemas que necesite, durante el tiempo que requiera y por las personas necesarias. El resto no será problema suyo nunca más.
La verdad es que para llegar a este escenario quedan algunos años, sobre todo en lo que se refiere a interoperatividad de los distintos programas. Los diseñadores de software debemos tener en cuenta que ésta es la tendencia, y debemos programar los sistemas pensando, desde ahora mismo, en la virtualización y la interoperatividad.
Las ventajas del despliegue independiente de la plataforma, de la elasticidad (que nos permite adaptarnos al crecimiento empresarial), de la tolerancia a fallos (que le proporciona al usuario una disponibilidad de sus datos inigualable), y por último, la ventaja de la ubicuidad (que permite que el programa sea ejecutado en casi cualquier parte del mundo) están presentes hoy por hoy, a nuestro alcance ahora mismo.
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