El objetivo de estos sistemas es procurar un medio de transporte informático para los datos que se transfieren entre empresas: pedidos, albaranes, facturas, notas de abono, cargos, servicios, packing list, declaraciones de aduanas, seguros, datos de fabricación, etc., etc. Los participantes de un sistema de comercio electrónico entre empresas (B2B) comparten un acuerdo claro y predefinido de los asuntos y materias que son objeto de la transacción. La información se intercambia a través de mensajes normalizados, que constituyen el sustituto natural del documento en soporte papel, en su función de portador de datos.

Algunos de los beneficios de estos sistemas son claros: Precisión, los datos se reciben directamente y no están sujetos a errores de transcripción; Velocidad, los datos son transmitidos y procesados informáticamente sin intervención humana; Ahorro, el franqueo, copia, archivo, distribución, etc. comunes al papel, simplemente no existen. Todo esto redunda en una mejora sustancial palpable en toda la organización, que es capaz de fabricar y entregar mercancías con un nivel de precisión mucho mayor. Sin ver incrementados sus costos administrativos.

Hasta aquí filosóficamente todo es perfecto. Los problemas vienen cuando nos creemos todo lo anterior y queremos implementar una solución B2B. Hay informáticos que tienen tendencia a creer que ‘su’ solución es mejor que la del vecino. En mi opinión esta filosofía es un error y debemos apostar claramente por el uso de estándares. Es por ello que soluciones personalizadas, basadas en ficheros o últimamente en servicios web, no han tenido el éxito masivo que se les auguraba en su momento. Y es lógico, todos estamos de acuerdo en que el XML es un estándar fantástico. Pero sólo es un lenguaje, sin semántica no hay posibilidades de emitir mensajes reconocibles por otros.

Si por cada implementación B2B hay que crear una semántica específica, lo que estaremos creando es una torre de babel de proporciones gigantescas, en la que nadie entiende lo que dice el vecino; ya que para entenderle primero hay que estudiar la forma en que nuestro destinatario o emisor de mensajes, describe los conceptos y cuáles son los que está transmitiendo. Creo que debemos aplicar semántica estandarizada a las comunicaciones B2B allí donde sea posible y dejar los sistemas personalizados para cuando ningún estándar cubra nuestras necesidades, lo que en entornos administrativos será muy difícil que ocurra dado el nivel de desarrollo de los estándares.

Existen varias implementaciones EDI a nivel internacional, las más importantes: EDIFACT (desarrollado bajo los auspicios de la ONU y muy extendido en Europa) orientado al intercambio de datos entre empresas y X12 (desarrollado por el american standard institue ANSI y usado mayoritariamente en Estados Unidos) que cubre, además de los mensajes empresariales, a otros grupos de interés como los seguros, sistemas hospitalarios, relaciones con el gobierno, etc.

Lo más importante es que ambas implementaciones EDI tienen equipos extensos de personas, de varios miles de profesionales y cientos de empresas colaboradoras, que continuamente redefinen y revisan las especificaciones de los mensajes para ampliar constantemente sus capacidades de definición de modelos de comunicación. Lo que nos asegura una sintaxis y una semántica bien definidas, estables y ampliamente aceptadas. Todo ello sin necesidad de reinventar la rueda.

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