Algo que estoy viendo muchísimo últimamente es que existe una tendencia natural en los importadores y fabricantes a ocultar la demanda real de sus productos detrás de unos pedidos concretos. Es decir, creemos que la demanda de un producto es igual a los pedidos que tenemos de los mismos y lo que es más, tendemos a ‘fechar’ la demanda con el momento en que el pedido del cliente nos llega a nuestra organización.

En el contexto de la cadena de suministros que lleva a nuestros productos desde sus estados más incipientes de fabricación hasta su entrega al público final, nosotros podemos convertir lo que era una previsión en una realidad en el momento en que nos llega la información de qué se vende o se compra.

Para el caso de los productos de moda, el pedido inicial es más o menos un acto de fe, tanto del distribuidor como del fabricante que intentan predecir qué querrá el público con meses de antelación. Todo el negocio es una previsión.

El problema, tal y como yo lo veo, es que incluso con la temporada en marcha, los proveedores no reciben ninguna indicación de las demandas actualizadas de sus productos hasta que no llegan los pedidos de sus distribuidores, las tiendas. Esto obliga a los productores a seguir manteniendo sus planes de fabricación basados en estudios, más o menos formales, que intentan predecir la demanda real, incluso cuando esta ya se está produciendo.

No me parece lógico que alguien base su negocio en previsiones de algo que ya está sucediendo o incluso sobre algo que ya ha sucedido. Es como intentar predecir el tiempo que hizo hace 2 semanas. ¿De qué sirve? Siempre puedo ir al periódico del día en cuestión y ver qué tal día hizo.

Las previsiones nunca son exactas, por definición. En nuestro negocio los errores que se derivan de que las previsiones terminan, o bien en un stock que sobra al final de la temporada, o bien en unas ventas que no hemos podido realizar por falta del stock necesario para cubrir esa demanda.

Ambos problemas pueden mitigarse si la información sobre qué está comprando el público de verdad es compartida entre distribuidores y fabricantes/importadores.

A todo le ponemos el adjetivo 2.0 últimamente, y las cadena de suministros no es una excepción. Internet y los nuevos modelos de cooperación está poniendo en las manos de todos el conocimiento necesario para llevar un producto al mercado con éxito.

El problema es que ese conocimiento está distribuido entre varias empresas, entre los trabajadores de las empresas que componen la cadena de suministros. Aunque alguno pueda pensar en que es una barbaridad dar el poder a los trabajadores para que se dirijan a si mismos, esto es lo que hay que hacer. La realidad es que el conocimiento realmente valioso nunca ha sido creado desde la sumisión. Los proveedores deben convertirse en aliados de confianza a la hora de desarrollar nuevos productos. Y debe entenderse en este contexto como proveedor a todo aquél involucrado de una u otra forma en el ciclo de vida de un producto.

Los mercados deben pasar de ser un mero perfil estadístico a tener cara, boca, ojos, y todo lo demás. Cada vez más podemos observar que la segmentación del mercado es cada día mayor, el cliente desea productos ‘a su medida’, y tiene el poder para exigirlos, incluso para exigir que alguien los cree para ellos. Esta nueva política está obligando a las empresas a responder cada vez con más rapidez y agilidad a un mercado cada vez más especializado pero no por ello mas pequeño.

La era en la que el consumidor debía comprar el producto, aunque éste sea siempre negro, como decía Henry Ford, simplemente ya no existe. De la misma forma la era en que los trabajadores no aportaban ideas para la creación de productos o servicios también ha llegado a su fin.

Creo que las empresas informáticas debemos aportar herramientas que permitan la colaboración entre las empresas, entendidas estas por un conjunto de personas con un objetivo común. La comunicación estratificada entre las empresas se desvela entonces como la mejor situación posible. Una colaboración a nivel técnico, a nivel administrativo, a nivel de dirección. Cada una con su propio fluir independiente, debe ser el objetivo a corto plazo y siempre manteniendo la comunicación entre personas no entre empresas. El trabajo debe estar coordinado a través de la cooperación entre colegas, hoy esto ocurre a una velocidad cada vez mayor, las empresas y sus comités de dirección pueden llegar a ser incapaces de adaptarse, sin embargo las personas hemos nacido para hacer esto, lo hacemos todos los días, para todo.

Desubicar la información y repartirla entre personas que trabajan en diferentes empresas es hoy posible, los informáticos debemos recordar que las tecnologías realmente importantes son aquellas que pueden desaparecer de la vista de las personas que las usan.