La distribución de calzado en nuestro país se encuentra en medio de una revolución, están pasando de atender a un solo canal (el minorista) al multicanal y, más recientemente, a un verdadero comercio omnicanal.

Los almacenes se enfrentan a tener que servir en cajas la venta al mayor, en pares sueltos las reposiciones de las tiendas, y par a par las ventas realizadas a través de Internet. Todas estas fórmulas de servicio convergen para proporcionar una experiencia perfecta para el cliente final de la marca.

Un código único.

Para lograr ese nivel de servicio es necesaria una visibilidad completa del inventario a través de todos los canales. Por tanto es imperativo utilizar la misma referencia en todos los canales para un determinado zapato, independientemente de que ese calzado se venda online, en la tienda física o por teléfono.

Históricamente, muchos minoristas han vendido productos utilizando sus propios códigos, pero esto en un mundo omnicanal es un error. La estandarización del código es imprescindible.

Un inventario único.

Hoy en día una producción de zapatos puede dividirse, por ejemplo, en un 80% de pares para el almacén que atiende la venta al por menor en tiendas y un 20% que irá a un almacén específico para la venta online. Esos pares nunca se encontrarán, lo vemos en los almacenes: aquí los zapatos para las tiendas, allí los del e-commerce.

Las marcas y los minoristas más grandes no tienen la capacidad de enviar pedidos online desde sus almacenes de venta al por menor, y viceversa. Aunque tengan un solo inventario desde la perspectiva del sistema, todavía están restringidos cuando se trata de vender ese inventario a través de los canales.

Los almacenes que históricamente se centraban en el envío de cajas, ahora gestionan pedidos al par para las tiendas, pedidos de una unidad para los clientes finales y todas las devoluciones… Esto ejerce una enorme presión sobre los centros de distribución que tienen que administrar múltiples jerarquías de inventarios y múltiples unidades de medida de la manera más eficiente posible.

Una infraestructura informática unificada.

Para que la cadena de suministro omnicanal, impulsada por la demanda, funcione sin problemas el sistema debe ser capaz de manejar diferentes tipos de procesos configurables tanto para el comercio minorista como para el comercio electrónico dentro de una única infraestructura común.

Cuando esa infraestructura incluye todos los sistemas (es decir, tanto las soluciones de software para la marca, el almacén, las centrales de las tiendas, así como para las tiendas físicas y virtuales), desaparece la necesidad de segregar el proceso basado en el inventario.

Con ello también desaparece la necesidad de seguir y responder al crecimiento del negocio a través de canales de venta separados, lo que facilita la adopción de una visión y estrategia únicas en la cadena de suministro para esos diversos canales de venta.

Esto permite una previsión, reposición y gestión de inventario inteligentes en toda la red, tres cosas de las que ningún minorista o marca de éxito pueden prescindir en el actual entorno de ventas competitivo.

Con centros comerciales cerrando sus puertas y los minoristas cerrando sus tiendas por miles, se ha hablado mucho de un Apocalipsis de la venta al por menor.

Sin embargo, si profundizas un poco verás que el futuro de la venta al por menor no es tan sombrío. Los consumidores aún valoran la experiencia de comprar en tiendas físicas. Incluso las marcas puramente digitales están empezando a abrir tiendas para que la gente pueda experimentar sus marcas en persona.

Lo más importante es que las tiendas físicas son un pilar fundamental en una estrategia de venta global. El panorama de la venta al por menor está cambiando, pero las noticias no son del todo malas.

Empecemos con las malas noticias

El año 2019 fue un año récord en cuanto a cierres de tiendas. Los minoristas cerraron más de 11.500 establecimientos en 2019, lo que supone un aumento de más del 35% con respecto al total de cierres del 2018.

2020 no va a ser mejor… se espera que 1 de cada 5 tiendas cierre de aquí a fin de año. Siendo el impacto en zonas dependientes del turismo mucho mayor.

A esto hay que añadir el aumento de las tasas de vacantes en los centros comerciales, que se espera que alcance el 50% a finales del 2020.

Ahora, aquí están las buenas noticias

Estas tendencias son suficientes para asustar a cualquier minorista, pero cuando consideras las opiniones de los clientes, encontrarás una actitud muy diferente en juego. Según múltiples estudios, el 85% de los consumidores todavía prefieren comprar en la tienda para poder tocar los artículos, probárselos y tratar con un vendedor informado.

Añada a esto que el 94% dice que investiga los productos en línea antes de dirigirse a una tienda para hacer su compra, y verá que los clientes no están simplemente eligiendo entre las compras en línea y en la tienda, sino que están siguiendo un viaje de compras que une ambos mundos.

Si bien estas cifras alentadoras se aplican a todas las generaciones, hay aún más ventajas potenciales para las tiendas cuando se trata de los millennial o de generaciones más jóvenes. Según un estudio del Grupo Harris el 72% de los millennials prefieren gastar dinero en experiencias frente a bienes puramente materiales, lo que es una buena noticia para las tiendas que organizan eventos de marca.

El 74% de los clientes dice que se siente más propenso a comprar los productos que se promocionan, cuando participan en experiencias de marketing de eventos de marca.

La luz al final del túnel

Los minoristas con tiendas físicas deben buscar asociaciones beneficiosas con las marcas, buscando la forma de apoyar la estrategia global de la marca, integrándose en el viaje de compra omnicanal que el nuevo consumidor está reclamando.

Ahí no acaban los beneficios: Con sistemas B2B una marca, con múltiples tiendas asociadas, puede identificar y dirigir los productos a dónde más se necesitan, talla a talla, desde un centro de distribución, rebajando sensiblemente el riesgo para sus retailers.

No se trata sólo de implementar sistemas de venta online/recogida en tienda (BOPIS), o de aceptar la devolución en tienda de artículos vendidos online (BORIS), debemos ver al consumidor final como un todo que se relaciona con una marca. Relación en la que el minorista es el principal punto de contacto.

Aproximadamente el 45% de los consumidores que entran en una tienda con la intención de recoger productos comprados online, hacen otra compra una vez que están en la tienda.

Por otro lado, el 71% de los compradores gastan 50€ o más cuando compran en la tienda. El ticket medio de la tienda física es muy superior al de su homónima virtual.

Para rematar, una devolución online, expresa siempre el final de una operación comercial. En la tienda la mayoría de las devoluciones son reconducidas a cambios de productos, por lo que la devolución es sólo el comienzo para una nueva operación de venta.

¿Apocalipsis de la venta al por menor? No exactamente. A lo que nos enfrentamos hoy en día es a una serie de oportunidades de venta. Las marcas más inteligentes aprovecharán la tecnología para vincular su inventario central y el existente en las tiendas, para proporcionar aún más razones para que los clientes se detengan, recojan algo y quizás compren aún más.

A medida que la automatización de las relaciones con los clientes, como los robots de chat, se extiende por Internet, la demanda de experiencias de compra ‘de verdad’, con interacción humana, está emergiendo con fuerza.

Las demandas de los consumidores, buscando la máxima comodidad y la capacidad de compra, recién adquirida, de la Generación Z van a crear nuevos problemas para el comercio minorista.

Los minoristas de rápido crecimiento están invirtiendo en tecnologías que afectan directamente a la experiencia del cliente. Dado que casi el 90% de las ventas todavía se realizan en la tienda, el éxito del omnicanal depende de la capacidad de los minoristas para ofrecer más experiencias humanas, no menos.

Sin embargo, a los minoristas tradicionales les está resultando muy difícil cubrir las expectativas de los consumidores. A pesar de que el consumidor realiza compras y gestiones desde su móvil, las tendencias en omnicanalidad demuestran lo contrario. En Estados Unidos el 70% de los consumidores utiliza BOPIS (compra online, recogida en tienda), y el 85% de esas personas afirma haber realizado compras adicionales en la tienda mientras recogía su pedido.

Estos «microtrips» – viajes de compras que duran menos de cinco minutos – permiten a los minoristas fusionar las experiencias online y física para aumentar el número de transacciones y retener a los clientes.

Sin embargo, este mix de «clic y tienda» ha traído consigo desafíos, particularmente cuando se trata de alinear las operaciones en la tienda con la conveniencia del comercio móvil y electrónico. Ningún minorista lo ha conseguido en solitario, sus sitios web carecen de la visibilidad necesaria en Internet. Es hora de unirse a la marca.

Las prácticas de la BOPIS requieren un seguimiento preciso del inventario, conocimiento del comportamiento del consumidor en múltiples puntos de contacto, y por supuesto de empleados altamente capacitados capaces de proporcionar una experiencia de compra agradable y de vender a los clientes productos adicionales en la tienda.

Para crear una experiencia de compra sin fricciones para los consumidores entre la compra online y la compra en tienda, marcas y minoristas necesitan desplegar tecnología para rastrear la ejecución y asegurar que la experiencia en la tienda sea tan impecable como en la digital.

Equipados con tecnología para asegurar la ejecución en la tienda y para rastrear el rendimiento del sistema omnicanal, los minoristas están volviendo a ser un impulsor clave para el éxito de ventas de las marcas, con empleados capacitados y comprometidos que impactan directamente en la experiencia humana.

Lo contrario es también cierto: Se estima que una mala ejecución en la tienda supone un 25% de las ventas perdidas cada año. Quizá no sea hoy, pero pronto las marcas se verán obligadas a seleccionar aquellos minoristas cuyas estrategias de venta estén alineadas con el compromiso de servicio al cliente, sin paliativos.

El software está sirviendo como guía digital para ayudar a los equipos marca-tienda a crear procedimientos BOPIS, BORIS (compra online-devolución en tienda) o ROPIS (reserva online-venta en tienda). Los datos fluyen en tiempo real para dar a los líderes de las empresas una ventana a cada tienda, para que puedan resolver rápidamente los problemas de ejecución.